12/1/08

Retorno forzado

Vuelvo a pensar en el reloj, y no es por el cambio de horario de Cristina. De nuevo hay que cumplir con la rutina. La corbata vuelve a ajustar y los zapatos, que habían quedado en el fondo del cajón de los calzados, son rescatados con mucha pereza y resignación. No pienso limpiarlos, y supongo que es a modo de protesta. Hubiera preferido que mueran aplastados por mis confortables sandalias. Claro que éstas son mucho más livianas, y hubieran necesitado la ayuda de las poco robustas hojotas y alguna que otra zapatilla que pudiera colaborar en el aplaste. No piensan romperse? Los tengo desde mi egreso, año 2001. En fin, se me hace tarde. Lo bueno es que me di cuenta que tengo unos 5 o 10 minutos mas de ocio, ya que el tráfico en enero es un poco menos denso.
Y me había olvidado de la pequeña vergüenza que causa llegar con la camisa totalmente empapada de transpiración, como si hubiera llegado trotando. Es que mi bólido no tiene aire acondicionado, y con esto del calentamiento global y esas cosas…
Se acabaron mis vacaciones, vuelvo al trabajo!